Una dieta alta en sal afecta los cerebros de los ratones

Las dietas con alto contenido de sal (cloruro de sodio) han sido asociadas desde hace tiempo con una alta presión arterial. La presión arterial alta aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular, insuficiencia renal y otros problemas de salud. Los estudios también han relacionado la ingesta de sal con la salud del cerebro, pero los mecanismos involucrados son poco conocidos.

Estudios previos sugirieron que los altos niveles de sal en la dieta pueden causar cambios inmunes en el intestino. Las células inmunes llamadas células T helper 17 (TH17) se acumulan en el intestino cuando los ratones se alimentan con una dieta alta en sal. Los estudios sugieren que altos niveles de TH17 podrían dañar los vasos sanguíneos.

Un equipo de investigación dirigido por el Dr. Costantino Iadecola en la escuela de medicina Weill Cornell se propuso explorar la conexión entre una dieta alta en sal, las células TH17 y la función cerebral. Ellos alimentaron a los ratones con una dieta que contiene hasta 6 veces la cantidad de cloruro de sodio que se encuentra normalmente en la comida para ratones. El equipo estimó que este nivel se compara con la ingesta excesiva de sal en las personas. El trabajo fue financiado en parte por fondos del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS) y del Instituto Nacional de la Salud (NIH). Los resultados fueron publicados el 5 de enero de 2018 en la publicacion Nature Neuroscience.

 Después de ocho semanas, los cerebros de los ratones mostraron una reducción de hasta 30% en el flujo sanguíneo en comparación con los ratones que comieron una dieta normal. Los ratones también tuvieron problemas en tres tareas cognitivas: reconocer objetos, navegar en un laberinto y construir un nido. Cuando los ratones regresaron a una dieta normal, tanto el flujo sanguíneo como la cognición mejoraron, lo que sugiere que los efectos del consumo excesivo de sal podrían revertirse.

Los científicos descubrieron que los vasos sanguíneos de los cerebros de los ratones alimentados con una dieta alta en sal no se dilataban adecuadamente cuando se les solicitaba. Una mirada más detallada reveló una reducción en la capacidad de la enzima eNOS para producir óxido nítrico (NO), que es una potente señal para la dilatación de los vasos sanguíneos. Cuando se añadió el aminoácido L-arginina, el cual puede aumentar la actividad de eNOS y la producción de NO, los vasos sanguíneos respondieron normalmente. Cuando se inyectó L-arginina en ratones alimentados con una dieta alta en sal, los problemas que tenían con las tareas cognitivas desaparecieron.

Se investigo la posible participación de las células TH17 en el intestino. Las células TH17 secretan una molécula llamada IL-17 en el torrente sanguíneo. En una serie de experimentos, los científicos demostraron que la IL-17 actuaba directamente sobre los vasos sanguíneos del cerebro. La molecula IL-17 suprimió la actividad de eNOS y redujo la producción de NO para restringir el flujo sanguíneo. En particular, este mecanismo fue independiente de la presión arterial, la que no se vio afectada en los ratones.

“Estos hallazgos juntos muestran que una dieta alta en sal afecta la actividad de la enzima eNOS, que a su vez conduce a problemas con el flujo sanguíneo y la cognición”, dice Iadecola.

“Durante años, los investigadores se han preguntado cómo una dieta rica en sal daña el cerebro”, dice el director del programa NINDS, el Dr. Jim Koenig. “Este estudio con ratones proporciona un detallado diagrama celular y molecular de cómo los problemas comienzan en el intestino y abre caminos inesperados hacia nuevos tratamientos”.

 

 

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